Patricia Gaztañaga, que triunfa desde hace 5 años con ‘El diario de…’ cada tarde en A3.
Lleva 1.200 tardes practicando una silenciosa pero efectiva labor. Ha convertido los testimonios en un ejercicio saludable y aceptado por el público.
Los datos de audiencia la respaldan (casi 2,5 millones diarios y un 25,1 por ciento de share). Pero la presentadora vasca se resistía a contar el suyo… Hasta ahora.......
¿Cuánto muestra de usted en su diario?No podría hacer el trabajo que hago si no mostrara mucho de mí. En la tele, soy muy transparente.
¿Cómo cree usted que la ven los demás?Me imagino que habrá de todo. Creo que piensan que tengo carácter, pero también me verán cercana…
Y si le digo que parece una mujer fría…En absoluto. Soy una mujer muy emotiva y nada fría. Eso sí, cuando me cabreo, se me nota.
¿Qué le molesta que digan de usted? No hago caso de las críticas, ni buenas ni malas. Pero me molestaría que me insultaran.
Un defecto…¿Uno? A veces soy impaciente y otras, perezosa. Estoy corrigiéndome.
¿Su vida ha cambiado mucho en estos cinco años? No tanto. Paso la mitad de mi vida en Madrid y la otra en Bilbao, y me he acostumbrado.
¿Lo importante sigue estando en su tierra?Sí, allí están mi familia y mi marido, Iñaki. Son mi vida personal y quiero que sigan allí.
¿No piensa ser madre? Estoy pasando por un momento personal y profesional muy dulce y bueno, y lo compatibilizo muy bien. Si tuviera hijos, no podría vivir así. Tengo 39 años y ahora toca esto.
¿Que le parece ir detrás de una telenovela? Huy, yo siempre he sido adicta a los culebrones, ya los veía en la ETB.
En su ‘Diario’, se cuentan muchos cada tarde. Cada uno tenemos un culebrón que contar…
¿Cuál es el suyo?¡Huy, déjate! Todos hemos recibido algún palo.
¿Usted de qué se ríe?Hasta de mi sombra. Soy muy propensa a los ataques de risa.
¿Siempre es tan políticamente correcta como la vemos?A veces no queda más remedio. Me cuesta perder los papeles.